miércoles, 21 de enero de 2015

¿CONDUCTISMO O CONDUCCION?

Como sabemos, podemos plantear los DCN desde diferentes posturas.
Frente al paciente es necesario hacer un corte en su historia para comenzar con el tratamiento, a fines de evitar males mayores en el interminable intento de desembarazarse de su pasado.
Pero cierto es, también, que ese pasado influye permanentemente en su presente, conduciéndolo por los caminos de la enfermedad.
Repasando el esquema de la conducta nutricional, herramienta de suma utilidad al momento de decidir donde efectuar dicho corte, vemos que en el paciente con DCN, pasado y presente se funden en uno para decidir el futuro. Los estímulos y asociaciones van siempre de la mano arrastrando a la persona hacia conductas perjudiciales.
Para alguna terapéutica tradicional, un par estimulo-respuesta "erróneos", son la causa de la enfermedad presente y debe ser reemplazado con pares estímulo-respuesta alternativos generados enérgicamente desde el exterior del paciente, desacondicionando unos para reemplazarlos por otros, para proponer una nueva funcionalidad individual.
Así los pacientes tendrían (aparentemente) dos opciones para la resolución de sus problemas: o las interminables terapias que exploran las hendijas más escondidas de su historia, o el conductismo que genera novedosos (y fuertes) estímulos que desplazan a los anteriores que originaron el DCN.

El termino conducta es confuso y esta impregnado tanto de prejuicios, como de una mala fama ganada a través de los relatos de algunos de los pacientes que rechazaron algunos tratamientos en esa dirección.

Si intentamos ser objetivos, debemos apuntar que nos resulta difícil aceptar que una personalidad que procesa en forma inconveniente algunos estímulos generando respuestas perjudiciales para la salud, procese otros estímulos externos satisfactoriamente. Y en la misma tesitura cabe preguntarse si el nuevo circuito creado (o impuesto) se incorpora realmente a la estructura previa, o simplemente se adosa como un anexo que en esencia sigue siendo un cuerpo extraño. Y si es un cuerpo extraño, ¿cuánto durará el injerto? Salvando las distancias, ningún caso mejor para graficar esto, que los fieles perros adiestrados que atacan sorpresivamente a sus amos.

La conducta nutricional es un hecho real en cuanto la miremos como una línea de comportamiento de una persona ante un objeto real. Y llamamos real a todo aquello que la persona considere como tal (sí es necesario cambiar esa realidad a favor de la salud, es otro tema).
Todo se enturbia cuando el conductismo intenta modificar esa línea de comportamiento, desde la premisa previa de que lo propuesto es lo sano. (Por supuesto que lo es, si uno está sano y conoce los límites, pero el paciente ya pasó esa frontera sin reconocerla)



La tercera opción debiera ser, y así lo sostenemos, o generar nuevos estímulos desde el interior del paciente, estímulos a los que le costara mucho más ser infiel, o aprender a reconocer que a los viejos estímulos les podemos ofrecer respuestas diferentes.
Este camino es más dificultoso, pero más efectivo, ya que no oculta un estimulo detrás de otro, sino que crea una nueva estructura de pensamiento y sentimiento modificando o reemplazando la estructura patológica precedente.
Podemos revertir la mala imagen de la conducta, construyendo un nuevo modelo de terapia integral y conductora, que aunque parezca un juego de palabras, implica una clara diferencia con las otras metodologías. Porque conducir no es lo mismo que generar una nueva conducta.
Cuando el profesional abandona su rol de poseedor del verdadero concepto de salud-enfermedad, cuando deja de pretender imponer una verdad única (su verdad) a través de estímulos de incierta duración y efectividad, cuando entiende que debe comprender a su paciente, entender qué quiere, cómo quiere lograrlo y hacia donde quiere dirigirse; entonces se convierte en un conductor que se limita a acompañar la creación de nuevos estímulos en vez de imponerlos.
O mejor dicho aún: el profesional acompaña en un nuevo conocimiento de los viejos estímulos para generar otras respuestas.
El paciente ya conoce el dolor. Demostremos que hay otra forma de hacer las cosas en la vida.

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